Pensamiento Sistémico: La Clave para Navegar la Complejidad Organizacional
- Catalina Trujillo Arbeláez
- 3 mar
- 2 Min. de lectura
Si algo he aprendido a lo largo de mi experiencia en aprendizaje organizacional, es que muchas veces intentamos resolver problemas aislados sin darnos cuenta de que son solo síntomas de algo mucho más profundo. Y aquí es donde el pensamiento sistémico entra en juego.
Recientemente, revisando la segunda parte de La Quinta Disciplina de Peter Senge, me reencontré con conceptos que son clave para enfrentar los retos organizacionales de hoy.
Vivimos en un mundo donde todo está interconectado. Sin embargo, en las empresas seguimos tomando decisiones basadas en eventos aislados, sin analizar el sistema en su totalidad. Como dice Senge, los problemas de hoy vienen de las soluciones de ayer.
Cuántas veces en nuestras organizaciones hemos visto iniciativas que parecen funcionar a corto plazo, pero que a la larga crean nuevos problemas. ¿Por qué? Porque atacamos los síntomas sin entender las estructuras que los generan.
Senge nos da algunas reglas de oro que deberíamos tener siempre presente, a continuación te las resumo en esta infografia:

Aplicarlo en la realidad: Dejar de apagar incendios
Uno de los mayores errores en las organizaciones es vivir apagando incendios, reaccionando a los problemas en lugar de anticiparlos. Pero cuando adoptamos una mentalidad sistémica, nos damos cuenta de que esos incendios surgen porque las estructuras subyacentes los permiten.
Un ejemplo claro lo vemos en la gestión del talento. Muchas empresas invierten en formación para mejorar el desempeño, pero no cambian la cultura que realmente impide el aprendizaje. Se enfocan en capacitar, pero no en crear entornos donde las personas puedan aplicar lo aprendido. El problema no es la falta de formación, sino el sistema que no facilita el desarrollo continuo.
El principio de la palanca: Menos esfuerzo, más impacto
Senge introduce un concepto clave: el principio de la palanca. No se trata de hacer más esfuerzo, sino de encontrar los puntos en el sistema donde un pequeño cambio puede generar una gran transformación.
Este principio es oro puro para quienes lideramos procesos de aprendizaje y cambio organizacional. En lugar de implementar grandes planes llenos de acciones dispersas, debemos identificar los cambios estructurales que realmente pueden hacer la diferencia.
El pensamiento sistémico no es solo una teoría bonita; es una forma de ver el mundo que nos permite tomar mejores decisiones. Si queremos organizaciones más inteligentes, adaptativas y resilientes, tenemos que dejar de ver los problemas como eventos aislados y empezar a identificar las estructuras y patrones que los generan.
Así que te dejo con una pregunta: ¿Cuáles son los patrones invisibles que están frenando el crecimiento en tu organización? Tal vez la clave no esté en trabajar más, sino en mirar con otros ojos.
Si te interesa seguir explorando este enfoque y cómo aplicarlo en tu organización, en KOIDEAS estamos impulsando conversaciones y soluciones desde el aprendizaje sistémico. Este libro lo estamos estudiando en nuestro club de lectura, si te interesa escribenos para contarte más de esta iniciativa.
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